jueves, 17 de enero de 2008

Evento mágico

Un cuarto despojado. Paredes blancas, inmaculadas, pintadas sobre la cal y el cemento.
Con la cabeza apoyada sobre un brazo, boca abajo y cobijado por sábanas de algodón, un cronopio se hundía en ensueños.
Primero, imaginó árboles, luego los dotó de frutos; después imaginó aves, las pintó de colores. Con los ojos cerrrados se deleitaba en sus pensamientos.
Se durmió con una sonrisa.
Se durmió profundamente, se durmió largamente.
Entre medio de sus sueños pasó una hora, entre medio de sus sueños pasaron dos. Pasaron tres, pasaron cuatro, pasó un poco más.
De pronto se despertó asustado, una caricia suave y rugosa a la vez le había cubierto la mitad del cuerpo.
Sonriendo de nuevo, se recostó. Su cuarto ya no tenía paredes, era frondoso y verde. Los pájaros le cantaban y una colchita-enredadera tibiamente lo arropaba.


Cronopia (texto y dibujo)


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