sábado, 3 de mayo de 2008

Cansado de estar entre la espada en la pared

Cansado de estar entre la espada en la pared, muchas veces evalué la posibilidad de implementar estrategias diversas.

¿No sería posible hacerme a un lado y dejar que se peleen entre ellas? Sí, sería una posibilidad, pero es que en ese caso la metáfora no funcionaría: la espada estaría en gran desventaja; le haría sólo un pequeño daño a la pared, mientras que ella quedaría mellada e inutilizada (bah, según qué espada, ambas podrían quedar muy disminuidas, pero de todas formas la pared seguiría en pie). Y de todos modos, ¿por qué habrían de querer pelearse entre ellas?

Si no… ¿No sería posible dejarlas conformes a ambas? En un principio, podrían pensarse en estrategias para lograrlo. Pero analizándolo un poco, se pueden llegar a conclusiones muy reveladoras. De acuerdo a los elementos que conforman la metáfora, es la espada la que quiere algo de mí, la pared se limita a dejarme a merced de la espada. Podríamos pensar, entonces, que la metáfora falla nuevamente o… ¡que la pared y la espada están en connivencia!

Esta última posibilidad explicaría muchas cosas. La situación espada-pared es una de esas situaciones acerca de las que uno piensa “¡es imposible que se haya dado así!” o “debe existir algún tipo de confabulación universal”. Según nuestras conclusiones (mías) no hay ningún tipo de confabulación universal sino más bien local. La espada y la pared, con fines oscuros e insospechados, me colocan entre las mismas.

Dado el derrotero conspiranoico en el que derivó este ensayo mental, podría pensarse que finalmente ambas consiguen su propósito y yo salgo perdiendo, o soy sólo un instrumento que ni pierde ni gana.

O… es sólo una metáfora mal diseñada.

Entonces ¿qué gano con estás disquisiciones? Creo que nada. Si es sólo una metáfora mal diseñada, he de abandonarla en pro de otras mejores.

Aquí surge otro problema. Mis intentos de encontrar una metáfora más adecuada son infructuosos. Frases como “me tiraron en una compactadora de autos encendida” son demasiado fatalistas y creo que no describen mejor la situación, más aún teniendo en cuenta que el sujeto agresor es uno solo. “Estaba entre la picadora de carne y el palo con el que el carnicero empuja la carne”, si bien describe mejor la situación, es inadecuada, tanto en longitud como en elegancia.

Querido público, seguiré a la busca de frases más adecuadas. Cuando dé con alguna que me satisfaga, procuraré avisarles lo más pronto posible, y por este mismo medio.

Saludos.

Cronopio (ensayo escrito durante una situación de “entre la espada y la pared”).