sábado, 29 de diciembre de 2007

¡Qué suerte que el mundo queda tan tan lejos!

No te apartes de la línea amarilla. Es el único lugar seguro. Fuera de la línea ocurren cosas horribles: Hambrunas, guerras, ideologías encontradas, culturas hundidas por su propia terquedad. Quedate en la línea amarilla. Caminá sin preocupaciones por ella que todo irá bien. Mientras no te salgas de la línea, el mundo queda tan tan lejos.
Eso sí, mirá hacia el piso, tu campo de visión debe ser amarillo. No se te ocurra mirar hacia adelante, ni ver lo que hubo antes. Menos aún mires a los costados y descubras que el mundo está tan tan cerca, que el mundo esté ahí. Que sos vos.
Ellos quieren nuestro bien. No quieren que suframos inútilmente. Por esos no quieren que crucemos la línea. Ya sé, la mayoría ni siquiera puede ingresar a la línea , pero es así, las realidades son crudas e inevitables (por suerte quedan lejos).
Consolate así: los que no transitan el sendero amarillo están expuestos a situaciones maravillosas: gusanos fumadores, hongos hipertrofiantes, conejos dementes (sí, bueno, también una reina cortacabezas). Y acaso libertad para soñar, para pensar, para exponerse ala peligro y así sentirse vivos. Para confrontar, para tratar de tapar esa línea, acaso pintarla de azul, o algún tornasolado rimbombante, para tratar de acercar el mundo real a los que viven en aquel tan ilusorio que cuendoi despierten lloraran largamente, sin consuelo.
Mejor, azul no. Creo que rojo es más alegre. También podemos hacerle bifurcaciones estrambóticas, esos le agregará un toque extra de interés. Pero vos no te apartes de la línea amarilla, es el lugar seguro. Segí por ahí que todo irá asquerosamente bien. Mientras vayas por ella, por suerte, el mundo queda tan, tan lejos.