sábado, 8 de septiembre de 2007

Venus

Cerca de cumplir los dos años juntos, nos agarró nostalgia. Yo le escribí el poema, ella me respondió con el dibujo.

Y cada vez que miramos

el cielo ahí estuvo Venus para nosotros.

Y mirá que lo buscabas...

Y cuando lo encontrabas,

despojado de otras luces

me lo entregabas.

Disculpame, excusame,

hasta hoy caigo en la cuenta

de tus mensajes celestes:

me escribías en el cielo

tu silencio de palabras

(mis silencios se perdían en el silencio

¿no es tonto arrojar agua al mar

y no es hermoso, en cambio, hablar con tinta de estrellas?).

Venus siempre va a estar para nosotros,

aunque a veces no esté, aunque se va,

aunque la Diosa se oculte en la niebla del tiempo

(¿No es cruel a veces la niebla del tiempo?).

Tus palabras me llegan desde él (Venus)

y me cuentan lo que ya sé, lo que siento: cómo ella (Venus)

nos arropa,

nos cobija,

nos invita a sumergirnos en el seno de su símbolo

mientras cruza, envuelta en su peplo,

el cielo que reinventaste.




























Cronopio y Cronopia.